La disminución del precio internacional del petróleo está ejerciendo presión sobre las principales empresas petroleras de América Latina. Con el Brent por debajo de los US$65, las compañías están reordenando sus estrategias y ajustando sus operaciones para mantener sus márgenes de ganancia. Según informes de Bloomberg, el crudo de referencia podría promediar US$59 en el último trimestre de este año, y se estima que alcance los US$57 en 2026, según proyecciones de ING.
Bloomberg señala que esta coyuntura impacta en decisiones financieras, operativas y de inversión. Algunas empresas, como Pemex, enfrentan resultados negativos y aumentos en su nivel de deuda, mientras que otras, como Petrobras, Ecopetrol y YPF, buscan mantener su actividad mediante medidas de eficiencia y cautela en el gasto.
Pemex reportó una pérdida neta de US$2.100 millones en el primer trimestre, influenciada por una caída interanual del 11,3% en su producción, precios más bajos y dificultades en los sectores de refinación y petroquímica. Aunque incrementó su gasto de capital, la producción se mantuvo en niveles bajos. Finamex destacó que la mejora en el EBITDA respondió a “factores temporales” y no a cambios estructurales. Por su parte, Petrobras ajustó sus proyectos siguiendo criterios de rentabilidad. La presidenta Magda Chambriard afirmó que la empresa buscará “buenos márgenes comerciales” y trabajará con “proyectos simplificados”. El CFO, Fernando Melgarejo, explicó que los modelos de viabilidad consideran precios conservadores: “Si no pasa la prueba a US$45 por barril, el proyecto no se realiza”. En el primer trimestre, Petrobras registró un EBITDA de US$10.700 millones, con un margen del 51%.
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