El difícil trabajo de estar en dos lugares al mismo tiempo
El año electoral pone en un interrogante a líderes gremiales como Guillermo Pereyra y Alberto Roberti. Sus acciones sobre la industria pueden ser determinantes, ya que también compiten por bancas políticas. A pesar de eso, ambos aseguran que esta situación no modificará su accionar en los beneficios de los trabajadores, afectados por la baja en el precio del crudo.
La marcha de la representación gremial derivó con el correr de los años en una nueva rama de líderes sindicales: aquellos que quisieron y pudieron, cruzaron la frontera petrolera y se convirtieron en actores de la política partidaria. Ése es el caso de Guillermo Pereyra y Alberto Roberti, cabezas gremiales y propietarios de una banca como senador y diputado de la Nación, respectivamente.
Ambos afrontan un año electoral que puede alterar su accionar en alguno de los dos frentes. Sin embargo, a entender de Pereyra, quien hace tres décadas ejerce el cargo de secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, esa realidad no modifica sus planes. “Hay que buscar la solución más razonable y los puntos en común para encontrar la mejor alternativa. Ese concepto se adhiere a todos los campos de negociación, por lo que el hecho de que sea un año electivo no será una complicación”, resalta el sindicalista.
Roberti, secretario general de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles, pero también vicepresidente del bloque del Frente Renovador que lidera Sergio Massa, cree que es un período muy desafiante: “Es una etapa diferente. Si bien el trabajo es el mismo, las pretensiones son mayores y los tiempos con los que se cuenta se acortan. Lo que importa en primer lugar es el bienestar del trabajador y su familia, eso se cumple en ambos cargos y es lo que priorizamos en nuestro partido. Massa será presidente de la Nación y trabajaremos en estos aspectos”, enfatiza el dirigente.
En ese sentido, las elecciones presidenciales de octubre también abruman a la industria petrolera. En Neuquén, donde gobierna el partido al que pertenece Pereyra, la actividad espera un giro positivo luego de la caída de las cotizaciones internacionales del crudo, que amenaza con reducir la cantidad de equipos de perforación, afectar las inversiones y el trabajo. “La situación nacional es la misma que para todos los países productores de petróleo. En la cuenca Neuquina pararon ocho equipos y hay otros cuatro más que lo harían en el corto plazo. Es cierto que existen algunas mejoras con el acuerdo del precio interno del barril de u$s 77 que se hizo entre los sindicatos, el Gobierno nacional, los Gobiernos provinciales y las empresas a principios de año cuando, además de fijar el precio interno del barril, las empresas y los sindicatos se comprometieron a no realizar despidos ni huelgas. Esto está ayudando a mantener la actividad, pero hay preocupación”, sostiene el senador.
Actividad en caída
La tendencia del mercado mundial de hidrocarburos, marcada por este abrupto descenso que comenzó en junio del año pasado y recién se alivió en abril, alteró los planes de inversión previstos por las petroleras. Si bien en la Argentina el impacto no fue directo, las principales productoras de crudo y gas negocian rebajas con sus proveedores de servicios en caso de una eventual merma en el precio local, que, aunque bajó, se mantiene por encima de los indicadores internacionales debido a una decisión del Gobierno y las empresas.
Para los sindicatos, la situación no es beneficiosa. A menos valores y costos, deberán bajar la vara en sus aspiraciones. “La realidad que atravesamos es complicada. Más allá del precio interno del petróleo, disminuyó la cantidad de equipos de perforación, por lo que hay trabajadores que son reubicados de manera constante por las empresas”, comenta Pereyra.
Según Roberti, la relación de los valores tasados por las petroleras con el despacho en los surtidores no es la correcta. “Si tuviéramos un sistema de precios sincerados, el valor del barril de crudo debería caer casi como en el resto del mundo, generando así un efecto directo en la venta al consumidor”, remarca.
A decir de ambos, la tendencia se prolongará durante todo 2015. “Este precio vino para quedarse y la situación no cambiará, porque la producción y sobreoferta de Estados Unidos continuará a lo largo del año. En el país, en cambio, no bajará, sólo se mantendrá en los niveles de 2014”, coinciden.
A pesar de esa realidad, el gremialista neuquino destaca que el trabajo de las petroleras y los trabajadores fue en alta en los últimos años y este período será de transición. “Hay que seguir en esta línea en materia de hidrocarburos. Se logró un crecimiento luego de muchos años de trabajo y tenemos que tratar de mantenerlo debido a la realidad que el mundo afronta”, expresa.
Paritarias y ganancias
En esa línea, las paritarias fueron acordes con la realidad económica del país, pero también con la de las empresas que, según Pereyra, hicieron grandes esfuerzos por mantener la producción. “No íbamos a pedir aumentos que sabemos que las empresas no son capaces de pagar. Somos conscientes de que la situación es mala no sólo aquí sino también en gran parte del plano internacional”, reconoce.
Es por eso que al menos hasta julio los gremios petroleros de la Patagonia fijaron, en conjunto con las compañías del sector y el Gobierno, una suma puente de $ 6.000 por mes, que se pagará en concepto de adicionales por viandas y horas de viaje (se excluye del tributo). Se trata justamente de los adicionales del convenio petrolero que en 2006, después de un extenso conflicto que paralizó la producción del sector, fueron exceptuados a través de la Ley 26.176 de la base imponible para la determinación del pago de Ganancias.
“El mismo mecanismo fue incorporado a este entendimiento para que un suplemento adicional de $ 3.000 que los petroleros percibirán junto con el medio aguinaldo de junio también quede excluido del tributo”, explica Pereyra.
El beneficio impositivo conseguido por los petroleros tiene lugar en un escenario de creciente presión sindical por una reducción del impacto del tributo sobre los salarios. Para Roberti, el Gobierno está parado en una situación de “capricho” en torno a la negociación por la modificación del Impuesto a las Ganancias. “Se está agrediendo con un impuesto que es al trabajo; esto no se aplica en ninguna parte del mundo. Veo cada vez más enfrentadas las posiciones porque la presidenta cree que Ganancias es un tema de complot”, concluye el diputado. ℗