La celebración del Día de la Petroquímica en la Argentina coincidió, el año pasado, con el tramo más caliente del calendario electoral. A siete décadas del lanzamiento de la primera planta de la región, esta edición se enmarca en la lucha contra una pandemia global.
Se viene una nueva conmemoración del Día de la Petroquímica en la Argentina. Y no es una edición más. En esta oportunidad nos encontramos, probablemente, ante el escenario menos pensado.
No habrá cócteles ni actos presenciales para la ocasión. El combate contra el coronavirus limitará las ceremonias y salutaciones al plano virtual. La industria, sin embargo, tiene razones de peso a la hora de reivindicar el papel que desempeña para que la sociedad sobrelleve tan compleja coyuntura.
De acuerdo con la consultora especializada ChemPMC, el COVID-19 irrumpió en nuestra civilización de manera imprevista y nadie sabe realmente qué nos deparará el futuro inmediato. A decir de Esteban Sagel, fundador de la firma, lo único seguro es que, al final de este proceso, el mundo será diferente. “La recuperación será larga, difícil y prolongada, pero está claro que nuestra industria es parte de la solución”, se jactó.
No resulta casual, en efecto, que prácticamente desde un primer momento la actividad haya sido considerada “esencial” por las autoridades nacionales, conscientes de su relevancia para garantizar la subsistencia cotidiana. Ni hablar de los estrechos vínculos entre diversos productos petroquímicos y el sector médico.
El compromiso de las grandes firmas del rubro quedó demostrado, asimismo, en la realización de distintas acciones comunitarias destinadas a ayudar a quienes más lo necesitan. Un claro ejemplo de ello lo aportó Dow, que se concentró en la provisión y fabricación de insumos médicos y de higiene en localidades clave de su desenvolvimiento operativo, como las ciudades de Bahía Blanca e Ingeniero White, en la provincia de Buenos Aires, y de San Lorenzo, en Santa Fe.
Siete décadas
El Día de la Petroquímica conmemora el reconocido hito del 26 de agosto de 1950, cuando se inauguró en el país la primera planta petroquímica de toda Latinoamérica. Siete décadas después, puede decirse que la actividad representa una producción cercana a los u$s 25.000 millones anuales y explica alrededor de un 25% de las exportaciones argentinas de manufacturas industriales.
Tal como lo exponen los últimos datos informados por la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQyP), hoy el sector atraviesa circunstancias sumamente difíciles. Es cierto que entre abril y mayo las ventas locales subieron un 15%, estimuladas por el rendimiento de los productos químicos intermedios. Pero no puede omitirse, claro, que los valores de producción y las exportaciones siguieron cayendo de manera inexorable.
No hace falta esgrimir que el avance del COVID-19 registró efectos directos negativos sobre la actividad de las empresas petroquímicas a nivel local. Resta ver si el paquete de medidas que el Gobierno tiene en carpeta para revertir la crisis se traduce, del mismo modo, en un repunte del rubro. Así lo espera, sobre todo, el castigado segmento de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). ©