Mientras que un 19% de las Pymes locales emplea fuentes energéticas renovables para reducir el impacto ambiental de sus operaciones, solo un 4% de las firmas de mayor porte actúa de la misma manera.
Deloitte y Sistema B dieron a conocer los resultados de su primer reporte del ‘Índice de Triple Impacto’ en el país. Según el relevamiento, apenas un 4% de las grandes empresas utiliza energía renovable de bajo impacto, en comparación con el 19% registrado entre las firmas de menor porte.
Adicionalmente, solo un 20% de las organizaciones más grandes adoptó alguna práctica para minimizar el impacto ambiental del transporte en su cadena de suministro y distribución. En las firmas micro-pequeñas, en tanto, ese porcentaje se situó en un 56%.
Por otro lado, un 63% de las empresas micro declaró haber adquirido equipos ecológicos durante los últimos dos años, al tiempo que entre las medianas-grandes esa proporción fue de un 26%.
Para Alfredo Pagano, socio de Deloitte Argentina, y Alejo Canton, presidente del Directorio y del Consejo Empresario de Sistema B Argentina, el relevamiento llegó a compañías que nunca antes habían medido los efectos económicos, sociales y ambientales de sus actividades. “Visualizamos una gran oportunidad de mejora en torno a la formalización de prácticas y políticas de impacto”, explicaron.
A fin de promover las buenas prácticas, remarcaron los directivos, resulta clave desarrollar soluciones innovadoras que permitan minimizar las externalidades ambientales negativas y mejorar las incidencias sociales derivadas de la actual gestión empresarial. “En este contexto, las firmas micro, pequeñas, medianas y grandes no siempre están advirtiendo la importancia de integrar la cadena de suministro como parte de su estrategia de sustentabilidad”, indicaron.
Argumento sólido
A decir de Pagano y Canton, dar cuenta del triple impacto del desempeño de las organizaciones empresariales exige compromiso por parte de todos sus miembros y estamentos jerárquicos, sin distinción alguna. “Cada día se convierte en un argumento mucho más sólido e inapelable el pensar no solo en el rendimiento económico de los negocios, sino también en función de las tres dimensiones por igual. Y esto no puede lograrse en forma aislada”, advirtieron.
De cara al futuro, acotaron, las posibilidades de evolución del ‘Índice de Triple Impacto’ aumentarán al contar con una muestra más grande y representativa en términos de tamaño de empresas, sectores y ubicación geográfica. “Nuestro sueño es que este y sucesivos reportes sean comparables para mostrar en el tiempo la evolución del sector empresarial argentino hacia prácticas y modelos de negocio sustentables. Sin duda, el desarrollo de un país más próspero, sostenible, resiliente e inclusivo es un trabajo que va a tener que involucrarnos a todos”, aseguraron.
Cifras globales
De acuerdo con Deloitte y Sistema B, hoy existen 3.000 empresas B certificadas en más de 150 industrias y 64 países. Asimismo, más de 50.000 compañías usan la ‘Evaluación de Impacto B’ para medir y mejorar su desempeño social y ambiental.
Unas 37 jurisdicciones de los Estados Unidos, Italia, Colombia y la provincia canadiense de Columbia Británica han sancionado leyes que regulan las sociedades de beneficio e interés colectivo, mientras que más de 15 naciones en el resto del mundo están avanzando para implementar normas similares. “Nos acompañan abogados, académicos, estudiantes, inversionistas, ciudadanos y muchísimas personas que desean lograr que la prosperidad duradera para todos sea una realidad”, resaltó Jay Coen Gilbert, cofundador de B Lab.
Un 63% de las empresas micro declaró haber adquirido equipos ecológicos durante los últimos dos años, al tiempo que entre las medianas-grandes esa proporción fue de un 26%.
En su opinión, algo es seguro: ya no hay más tiempo que perder. “Las crisis financieras, políticas y ambientales han generado un malestar social sin precedentes y una gran pérdida de confianza en el sistema económico actual. La riqueza se concentra en manos de unos pocos, más de 1.000 millones de personas no tienen sus necesidades básicas cubiertas, y el rápido avance del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad amenazan la existencia misma del ser humano. Para poder hacer frente a estos desafíos globales, debemos unirnos y actuar juntos”, completó. ©
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