Independientemente de cómo concluya la crisis que hoy vive el mundo por el avance del coronavirus, el experto José María Fumagalli remarca la necesidad empresarial de planificar para limitar los perjuicios y aprovechar las oportunidades disponibles.
La pandemia de COVID-19 cuestionó y puso “patas para arriba” verdades que parecían inmutables en todo el mundo y que estaban grabadas a fuego en el sentido común de las grandes mayorías, incluyendo modelos económicos, liderazgos y proyectos políticos. Así lo cree José María Fumagalli, quien advierte que la crisis aún se encuentra lejos de finalizar, lo que invalida cualquier previsión del futuro que pretenda construirse mediante una extrapolación del pasado. “Pese a esta realidad, y cualquiera sea el rumbo de lo que está por venir, las empresas necesitan tomar previsiones para morigerar los daños y aprovechar las escasas oportunidades que se están presentando en algunos sectores”, aseguró el referente del sector petroquímico local.
Según sus estimaciones, al finalizar la pandemia deberían considerarse tres grandes alternativas: un primer escenario de salida rápida (denominado escenario V), un segundo de salidas y caídas recurrentes (escenario W), y un tercero de caída en una recesión prolongada (escenario L).
A su entender, debe distinguirse entre los tiempos de las cuestiones sanitarias y los de la recuperación económica. “Además, esos plazos serán graduales y diferentes para cada país. Un rápido restablecimiento de la actividad productiva no solo depende de la actividad del mercado interno, sino que también estará influenciado por la normalización de la demanda y el comercio internacional. Posiblemente una salida rápida sería recuperar un nivel similar al de 2019 recién para 2021 o mediados de 2022”, aseguró. Aparte de evaluar las caídas del Producto Bruto Interno (PBI), el aumento de los déficits fiscales, el nivel inflacionario y demás indicadores, puntualizó, los impactos económicos ameritan el análisis de los efectos sobre las variables específicas de cada empresa, sus mercados, fuentes de financiamiento, suministros, tecnologías, fuerza de trabajo, etc.
Fumagalli // “La crisis desatada por la pandemia de coronavirus aún se encuentra lejos de finalizar, lo que invalida cualquier previsión del futuro que pretenda construirse mediante una extrapolación del pasado”
Los impactos sociales a considerar, acotó, incluyen el estudio del empleo y la pobreza, los cambios de las pautas de consumo y las modalidades del trabajo, etc. “Por su parte, los impactos políticos abarcan el nivel y la duración de los consensos o disensos acumulados por la dirigencia, y el grado de cuestionamiento del modelo de desarrollo vigente hasta el inicio de la pandemia”, argumentó.
Tres escenarios
El escenario V, a decir de Fumagalli, significaría una salida a corto plazo y con bajos impactos económicos, sociales y políticos. “Se observaría un rápido restablecimiento de la actividad productiva y sin cambios sustantivos en el modelo de desarrollo previo”, explicó. El W, prosiguió, daría lugar a una salida a corto plazo con recaídas recurrentes que afecten periódicamente los aspectos económicos, sociales y políticos, agregando incertidumbre sobre el retorno de la actividad productiva y la validez del modelo económico hasta ahora vigente. “Este escenario conduciría a una mayor incógnita sobre la validez futura y las posibilidades de mantener el modelo neoliberal”, anticipó.
Fumagalli // “Navegar en un futuro incierto requiere crear nuevas ideas, generar capacidades y tomar decisiones. Es hora de revalorizar y reactivar las funciones de planeamiento y desarrollo que muchas empresas venían relegando”
En cuanto al L, proyectó la caída en una recesión prolongada, con impactos importantes en materia económica, social y política, en especial sobre los líderes que no dieron una buena respuesta al manejo de la pandemia. “Este tercer escenario impulsaría cambios sustantivos en los modelos de desarrollo, con una notoria afectación del modelo neoliberal”, estimó.
Hora de planificar
Cualquiera sea la salida de la actual crisis, Fumagalli afirmó que las empresas deberían anticipar la evaluación de los distintos rumbos posibles y sus respectivos impactos, además de los análisis de fuerzas, debilidades, oportunidades y amenazas que se presentarían en cada caso sobre sus mercados, fuentes de financiamiento y de abastecimiento, recursos humanos, tecnológicos y demás variables relevantes.
Desde su óptica, prepararse para navegar en un futuro incierto requiere crear nuevas ideas, generar capacidades y tomar decisiones. “Creo que es hora, en definitiva, de revalorizar y reactivar las funciones de planeamiento y desarrollo que muchas empresas venían relegando”, concluyó el especialista. ©