La formación no convencional de la Cuenca Neuquina no tiene nada que envidiarle a su par norteamericana, según la visión de Sean Rooney, titular de Shell Argentina, a quien sólo le preocupa la falta de infraestructura para aprovechar sus recursos a gran escala.
Con más de un siglo de presencia local, Shell dio sus primeros pasos con el descubrimiento de petróleo en Diadema, Chubut, y creció a través de la instalación de refinerías y estaciones de servicios en distintos puntos del país. Así lo evocó Sean Rooney, presidente de Shell Argentina, al disertar en Argentina Oil & Gas (AOG) 2019.
Luego de largos años de producción, reseñó, la empresa vendió Diadema y se dedicó a algunos negocios pequeños. “No fue hasta la crisis de 2001 que cerramos nuestra oficina de Upstream. Volvimos a abrirla al darse a conocer el recurso de clase mundial existente en Vaca Muerta”, explicó.
Según sus palabras, hoy la compañía está sumamente orgullosa de formar parte de la historia de la industria nacional de Oil & Gas y planea contribuir activamente con el aprovechamiento del shale a partir de la experiencia acumulada en Estados Unidos. “Acabamos de obtener dos bloques costas afuera y tenemos grandes expectativas depositadas en ellos, pero no hay dudas de que nuestro principal foco de atención pasa por Vaca Muerta”, remarcó.
Rooney // “Acabamos de obtener dos bloques costas afuera y tenemos grandes expectativas depositadas en ellos, pero no hay dudas de que nuestro principal foco de atención pasa por Vaca Muerta”
En ese sentido, sostuvo que la formación no convencional no tiene nada que envidiarles a los reservorios norteamericanos. “La roca de Vaca Muerta es similar o incluso superior a la de Permian. Y a eso hay que sumarle que la Argentina tiene trayectoria sectorial, infraestructura previa y recursos humanos capacitados”, apuntó.
Para aprovechar verdaderamente ese potencial, acotó, aún quedan por hacer grandes obras. “También necesitaremos condiciones económicas que equilibren los precios. Frente a la gran cantidad de inversores y a la magnitud de los desembolsos requeridos, lo más importante es ser competitivos”, sentenció.
En lo que va del año, precisó, Shell asumió la decisión de llevar a desarrollo masivo sus tres bloques en Vaca Muerta. “Nuestro plan es ambicioso, pero estamos obteniendo resultados favorables. Para 2021 tendremos la producción en marcha”, anticipó.
En una segunda instancia, prosiguió, la idea es desarrollar más capas de la formación.
“Por lo pronto, pusimos en fase piloto a Bajada de Añelo. Los indicadores son muy buenos, por lo que esperamos pasar ese bloque a desarrollo próximamente”, aseguró.
Misterio a develar
El aprovechamiento a escala comercial y masiva del gas de Vaca Muerta amerita, según Rooney, nuevos canales de exportación, empezando por la ampliación de los gasoductos disponibles. “Asimismo, habrá que exportar electricidad para fomentar el uso doméstico del fluido y emprender un gran proyecto de gas natural licuado (GNL)”, manifestó.
Rooney // “Construir una planta de GNL obliga a tener una visión a largo plazo. Los contratos que se firman en ese negocio son a 20 años y exigen garantías fuertes, por lo que resulta básico ampliar la confianza entre los productores y los clientes”
Por ahora, admitió, esas iniciativas figuran más en el plano de las ideas que en el de la realidad. “Construir una planta de GNL obliga a tener una visión a largo plazo. Los contratos que se firman en ese negocio son a 20 años y exigen garantías fuertes, por lo que resulta básico ampliar la confianza entre los productores y los clientes”, advirtió.
Consultado sobre la participación de Shell en el ámbito offshore, afirmó que la costa argentina siempre fue un misterio. “Las actuales condiciones para explorar cambiaron para bien, aparte de que hay más herramientas tecnológicas disponibles. El riesgo técnico es elevado, pero bienvenida sea la exploración”, celebró.
Conocedor del paño
Una vez concretada la venta del negocio de Downstream a Raizen, Rooney asumió como presidente de Shell Argentina en reemplazo de Teófilo Lacroze, quien quedó al frente de la empresa brasileña.
Conocedor del paño local, Rooney sabe de los altibajos de la economía doméstica, dado que vivió en el país entre 1997 y 2003. Antes de su llegada a Shell en el año 2000, de hecho, su primera asignación profesional fuera de los Estados Unidos fue precisamente en la Argentina. ©