Siete años después del desastre nuclear de Fukushima, el segundo más grave de la historia a escala global (sólo superado por el de Chernóbil, en 1986), Japón tiene previsto desmantelar los cuatro reactores que siguen en pie en la zona. Así lo anunció Tokyo Electric Power Company (Tepco), la propietaria de la accidentada planta atómica. “Para ayudar a reconstruir la región, queremos desmantelar Fukushima Daini, unidad situada a unos 12 kilómetros al sur de lo que fuera Fukushima Daichi”, anticipó el presidente de la firma, Tomoaki Kobayakawa, luego de reunirse con el gobernador de Fukushima, Masao Uchibori. Según sus palabras, de permanecer en su actual estado inactivo la central podría obstaculizar la recomposición de las áreas afectadas por el incidente atómico. “Esta decisión está basada en la necesidad de colaboración con la reconstrucción del distrito”, remarcó el directivo.
Vale destacar que aunque esa planta también sufrió el impacto del terremoto y el tsunami de marzo de 2011, a diferencia de lo sucedido en Fukushima Daichi sus operarios lograron llevarla a parada fría a los pocos días. Desde entonces permanece fuera de servicio. El complejo de Daichi, por su parte, se encuentra siendo desarmado a partir del uso de robots y herramientas tecnológicas de última generación, proceso que demandará entre tres y cuatro décadas de trabajo.
De permanecer en su actual estado inactivo, la central de Fukushima Daini podría obstaculizar la recomposición de las áreas afectadas por el incidente atómico registrado en marzo de 2011.
Tepco deberá definir cuál será la magnitud de la inversión y cómo será la logística para iniciar el desmantelamiento. De concretarse la iniciativa, que requiere el visto bueno del Gobierno nipón, Japón pasará de tener 42 a contar con 38 reactores con capacidad operativa.
Apuesta al hidrógeno
El año pasado, la gran novedad en Fukushima pasó por la determinación de la firma eléctrica Tohoku Electric Power y la corporación gasífera Iwatani de asociarse con el gigante tecnológico Toshiba para construir la mayor planta productora de hidrógeno del planeta. Además de revitalizar la deteriorada economía de la región, el objetivo es contar con “el mayor sistema de producción de hidrógeno del mundo”, el cual abarcará “todos los procesos necesarios para la obtención del recurso, desde su almacenaje y licuado hasta su transporte y utilización”, tal como indicaron las compañías a través de un comunicado.
Para materializar tan ambiciosa propuesta, las tres organizaciones comenzaron a investigar “la configuración y las especificaciones” del previsto complejo en función de que todo el ciclo para generar hidrógeno sea “lo más limpio posible”. La idea es obtener el recurso a partir de la aplicación de electrólisis al agua para romper su molécula y generar átomos de hidrógeno puro mediante corrientes producidas por parques de energía solar y eólica. Éstos estarán situados en inmediaciones de la propia planta.
Según lo planeado, Toshiba supervisará las obras de construcción, mientras que Tohoku Electric preparará las líneas de transmisión necesarias e Iwatani se ocupará de todo lo relacionado con el almacenamiento y la distribución del hidrógeno.
Nivel 7
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de 9 grados en la escala Richter arrasó la costa este de la isla nipona de Honshu y provocó un tsunami que terminó impactando contra la central atómica de Fukushima Daichi. Ante la falla de los sistemas de refrigeración de uno de los reactores de la planta, el Gobierno de Japón se vio obligado a decretar el estado de emergencia y evacuar a más de 45.000 pobladores en un radio de 10 kilómetros de la zona afectada. Para reducir la presión en el interior del reactor, fue liberado parte del vapor radiactivo que se había generado.
Tras sucesivas explosiones, dramáticas subidas del índice de radiación en el área colindante, la confirmación de la fusión parcial de –al menos– uno de los núcleos, la fuga de agua radiactiva al mar y varios intentos fallidos por bajar la temperatura en los reactores comprometidos, el accidente de Fukushima fue catalogado como de ‘nivel 7’, por lo que quedó prácticamente igualado en gravedad con la célebre catástrofe de Chernóbil. ©
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