Latinoamérica cuenta con cuantiosas reservas de hidrocarburos que pueden ser explotadas en forma competitiva a escala global, posibilitando la expansión de la industria química y petroquímica significativamente.
Analizar la realidad económica de la región admite varias lecturas. Así lo cree el presidente de Dow Argentina, Diego Ordoñez, quien a fines del año pasado se presentó en la 39o Reunión Anual de la Asociación Petroquímica y Química Latinoamericana (APLA).
“En primer término, debe resaltarse que la economía de Brasil, que es un verdadero motor para la petroquímica latinoamericana, irá retomando su crecimiento en 2020. Asimismo, más allá de ciertas dudas también somos direccionalmente positivos con respecto a la Argentina. El presidente electo, Alberto Fernández, expresa un nuevo camino económico y de integración regional que quitará incertidumbres. Lo que viene no será fácil, pero tampoco imposible”, resumió. Por otro lado, hizo hincapié en el trabajo colaborativo. “Resulta fundamental sentarse a hablar con quienes piensan distinto. Esto también lo vemos dentro del sector petroquímico, donde venimos consensuando soluciones para importantes cuestiones ambientales”, aseveró.
Ordoñez // “El presidente electo, Alberto Fernández, expresa un nuevo camino económico y de integración regional que quitará incertidumbres. Lo que viene no será fácil, pero tampoco imposible”
A fin de mantener su actual capacidad y expandirse, indicó, la industria necesita condiciones necesarias y suficientes. “Entre las primeras, figura la disponibilidad de etano, nafta y propano. Es vital que esas materias primas estén presentes y puedan entregarse al consumidor a un precio competitivo. Las buenas noticias, en este plano, pasan por el Presal de Brasil y por Vaca Muerta en la Argentina”, resaltó.
Según sus palabras, grandes volúmenes de materia prima están disponibles abajo de la tierra pero “eso no es suficiente. Hemos visto en el mundo varios países con vastas reservas de petróleo y gas que no han desarrollado su actividad petroquímica como Australia, Venezuela o Perú”. Y resaltó que “en Argentina ya las estamos extrayendo con costos de producción cada vez más bajos”.
En su opinión, hay que ir más allá, lo cual está en manos de las empresas privadas y de sus interacciones con los gobiernos. “Tenemos un buen punto de arranque, pero hará falta colaboración en el Upstream, el Midstream y el Downstream para desarrollar la competitividad industrial y de mercado a escala regional y global”, advirtió.
Ordoñez // “Es vital que las materias primas estén presentes y puedan entregarse al consumidor a un precio competitivo. Las buenas noticias, en este plano, pasan por el Presal de Brasil y por Vaca Muerta en la Argentina”
Historia de cambio
En materia de sustentabilidad, Ordoñez eligió compartir una reciente historia de cambio que se dio en el seno de Dow. “La firma siempre habló y actuó frente a esta temática mucho más puertas adentro que hacia afuera. Pero hace un año y medio decidimos cambiar. Antes destinábamos demasiados de nuestros esfuerzos a explicar los beneficios del plástico, y nos perdíamos lo que decía la gente”, reconoció. La sociedad, sostuvo, no quería escuchar nada de eso, sino expresar el problema ambiental que generaba el plástico. “Nos veían como parte de ese problema, más allá de nuestros continuos esfuerzos por elaborar un producto cada vez más sustentable que brinda una amplia gama de soluciones para la vida moderna. Cuando al fin entendimos que éramos parte del problema, también nos propusimos ser parte de la solución”, comentó.
Tres pilares
De acuerdo con Ordoñez, hoy la estrategia de sustentabilidad de Dow es clara y está muy bien estructurada a partir de tres pilares. “El primero es la apuesta a mediano y largo plazo por la innovación y la tecnología para favorecer la reutilización de los residuos plásticos como materias primas para nuevos productos en un marco de economía circular. El segundo, en tanto, está dado por el impulso a la colaboración con las autoridades y otros eslabones de la cadena industrial, buscando alternativas para ampliar el reciclado y avanzar en el desarrollo de círculos virtuosos. El tercero, finalmente, tiene que ver con la eficiencia interna en cuanto a huella de carbono mediante el uso de energía proveniente de fuentes renovables. En Bahía Blanca, el 20% del consumo de energía de nuestras plantas proviene de una fuente renovable”, detalló. ©