El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció en una publicación en la plataforma X (antes Twitter) que la licencia de exportación de petróleo a Venezuela expirará el próximo martes, desafiando las expectativas previas de que sería prorrogada. La finalización de esta licencia más ajustada al plazo generaría una presión significativa sobre las operaciones de Chevron Corp. en Venezuela, país sancionado por Washington.
Chevron, una de las principales empresas petroleras estadounidenses en Venezuela, ha desempeñado un papel crucial en la economía del país sudamericano en los últimos años. La compañía ha suministrado aproximadamente el 20% de la producción petrolera venezolana y ha contribuido al flujo de dólares hacia el régimen de Nicolás Maduro, siendo un actor clave en la economía venezolana y en las negociaciones internacionales respecto a la reapertura del sector energético.
La licencia de Chevron para operar en Venezuela ha sido un elemento central en las negociaciones políticas y económicas entre Estados Unidos y el régimen de Maduro. La continuidad de las operaciones de Chevron ha sido vista como una herramienta de negociación y un símbolo de la posible flexibilización de las sanciones, en un contexto donde Washington busca facilitar un proceso de diálogo político en Venezuela.
Recientemente, esta semana, Ric Grenell, enviado especial de la Casa Blanca, se reunió en Antigua con representantes del gobierno de Maduro y logró liberar a un ciudadano estadounidense que había sido encarcelado en Venezuela. Tras ese encuentro, Grenell afirmó en un podcast que EE.UU. prorrogaba la exención para Chevron por 60 días, una declaración que ahora contradice las declaraciones de Rubio.
Las declaraciones contradictorias reflejan las tensiones internas dentro de la administración Trump sobre la estrategia hacia Venezuela. Mientras algunos, como Rubio, defienden una postura dura y firme contra el régimen venezolano, otros, como Grenell, han abogado por una relación más transaccional que facilite ciertos acuerdos económicos. Los defensores de una línea más flexible argumentan que Venezuela es un socio estratégico no solo para garantizar recursos energéticos, sino también para frenar la migración hacia EE.UU. y evitar que recursos clave, como el petróleo, terminen en manos de China o Rusia.
En respuesta a las decisiones y declaraciones en este contexto, Laura Loomer, aliada de Donald Trump y activista de derecha, publicó en X: “¿Por qué querrían que China se hiciera con los activos petroleros estadounidenses y destruyera 15.000 puestos de trabajo en el sector energético?”. Loomer ha sido una defensora persistente de mantener a Chevron operando en Venezuela, argumentando que ello contribuirá a la independencia energética de Estados Unidos y a limitar la influencia extranjera en los recursos del país.
La situación sigue siendo dinámica, y las decisiones sobre la licencia de exportación de petróleo a Venezuela y las futuras negociaciones marcarán el rumbo de las relaciones entre Washington y Caracas en los próximos meses.