No habría modificaciones hasta fin de año
La caída de los precios internacionales provoca un fenómeno particular en la Argentina: luego de casi una década, el petróleo local se equiparó con el internacional. Para algunos dirigentes del sector, podría haber una moderación en los aumentos de las naftas y el gasoil.
Los precios del WTI y el Brent cayeron en la última parte de 2014 como nunca antes en dos años, por dos grandes motivos: la recesión económica que aqueja regiones como Europa y el incremento de la oferta de hidrocarburos producida a raíz del desarrollo del shale oil en Estados Unidos, que modifica del panorama del comercio internacional.
Estas referencias repercuten de manera directa en el ámbito nacional, donde la caída de precios internacionales provoca un fenómeno particular: luego de casi una década, las cotizaciones locales se equipararon con las internacionales, y hasta las superaron. “El petróleo de tipo Medanito extraído en la cuenca Neuquina, el más requerido por las refinerías locales, se paga por encima del valor actual del WTI, hasta u$s 84 por barril”, señala Alberto Roberti, secretario general de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles.
En esa línea y ante un escenario inestable, los aumentos de las naftas se moderarían. O por lo menos eso palpita el sector. “Los precios podrían bajar debido al marco internacional del crudo. Tanto en Estados Unidos como en Medio Oriente hay sobreproducción y caída de los commodities, lo que repercute de forma directa en el mercado doméstico. La situación, de no ser por las medidas que toma el Gobierno, debería mejorar el rendimiento del sector en la Argentina”, explica Roberti.
Sin embargo, de acuerdo con sus palabras, esta realidad afectaría la rentabilidad de Vaca Muerta, potencial núcleo de la producción de hidrocarburos en el futuro. “No será fácil atraer inversores y la producción se puede ver perjudicada”, reconoce el directivo.
YPF, dueña del 55% del mercado de combustibles, dispuso a comienzos de septiembre el último aumento del 4% promedio en las naftas y el gasoil que vende en todo el país, seguida por las demás petroleras. Rosario Sica, presidenta de FECRA, la federación que reúne a estaciones de servicio de casi todo el país, asegura que de no existir grandes cambios en la economía con la baja en el consumo, los valores de los combustibles no variarán hasta por lo menos el primer trimestre de 2015. “En una actualidad de recesión y un país de corto plazo, hay que esperar día a día para saber qué sucede”, calcula Sica.
A pesar de estas percepciones, los estacioneros reconocen que es momento de esperar y ser cautelosos ya que, por otra parte, las refinadoras y comercializadoras compran el barril de petróleo en pesos, pero su precio está expresado en dólares y sigue la cotización del Banco Central. “Las subas o bajas dependerán de la tendencia de la devaluación. La depreciación del peso lleva a las petroleras a requerir más dinero para pagar su materia prima”, indican Roberti y Sica.
Menos ventas
Otro hecho poco frecuente ocurrió en el país e impresionó a las compañías a partir de mayo. Es que, por primera vez en al menos seis años, cayó la demanda de combustibles, consecuencia de la recesión. Uno de los productos más afectados fue el gasoil, que se desplomó en un 10%.
Las naftas, en tanto, bajaron un 3,8% en la venta total. Según los registros públicos de venta, no se atraviesa una situación similar desde 2008. “El Gobierno busca mantener actualizado el precio de los combustibles. Las naftas y el gasoil no están más caros que en el resto de Sudamérica. A través de la recuperación de YPF hay mayor atención”, pondera Oscar Díaz, presidente de CECHA, la Confederación de Comercio de Combustibles.
Para quienes mantienen un vehículo, el costo de las naftas y el gasoil es cada vez mayor. En contraste, desde que comenzó el año el aumento promedio del salario en las negociaciones paritarias es de casi el 30%, y los combustibles terminaron el mes con el mismo precio que en el período anterior sólo en junio y en agosto, luego de siete subas en el transcurso de la temporada. “En la Capital Federal no se siente como en el interior. A 60 kilómetros de la ciudad, la menor demanda supera el 20%”, adhiere Sica. ℗