Por el avance del coronavirus, la firma había detenido su planta de polietileno en suelo bahiense, además de otras cuatro instalaciones en Estados Unidos. En las últimas semanas, Dow reabrió el complejo local a tono con el paulatino repunte de la demanda.
A fines de abril, Dow Chemical informó su decisión de detener tres unidades de producción de polietileno y dos unidades de producción de elastómero en el continente americano. La medida se basó, según indicó la firma, en la necesidad de compensar la oferta y ajustarla a la decreciente demanda actual, golpeada por la crisis internacional del coronavirus.
En el marco de la conferencia telefónica que brindó la empresa sobre sus ingresos durante el primer trimestre del año, Jim Fitterling, presidente y CEO de Dow, precisó que estos complejos suman una capacidad anualizada total de alrededor de 2 millones de libras. “Se ubican en la costa del Golfo de los Estados Unidos y en la Argentina”, señaló el ejecutivo.
En concreto, las plantas paralizadas incluían dos trenes de polietileno en Texas y dos unidades de elastómeros en Luisiana (Estados Unidos), y una unidad de polietileno en Bahía Blanca (Argentina). Estas equivalen a aproximadamente un 10% de la capacidad mundial de producción de plásticos para envases y otros usos especiales de la organización.
La idea, explicó Fitterling, era frenar la operación sin perder cuotas de mercado. “Lo que estamos intentando es asegurarnos de que no vamos a invertir demasiado en material almacenado hasta que veamos indicios de una buena demanda. Tomamos estas disposiciones con una postura cuidadosa que nos permitirá reaccionar rápidamente a medida que empiecen a recuperarse las economías de todo el mundo”, anticipó.
Dos meses después de paralizar la producción, Dow reabrió su planta bahiense y expuso públicamente su determinación de poner otra vez en marcha sus instalaciones norteamericanas en el transcurso de julio.
Cerca de dos meses después del anuncio, Dow reabrió su planta bahiense y expuso públicamente su determinación de poner otra vez en marcha sus instalaciones norteamericanas en el transcurso de julio. “Seguiremos monitoreando la evolución de la demanda en distintos sectores del mercado”, manifestaron desde la compañía.
El complejo de Dow en Bahía Blanca cuenta con dos plantas de craqueo, de 275.000 y 455.000 toneladas (Tn) anuales de capacidad instalada, respectivamente. En conjunto, el predio abarca seis plantas productivas: dos para etileno y cuatro específicas de polietileno donde se obtiene ese producto en sus versiones de alta densidad, de baja densidad lineal, de baja densidad y expandido.
Compromiso sanitario
Comprometida en la lucha contra la proliferación del COVID-19, Dow también informó la concreción de donaciones por unos u$s 3 millones a escala global. En Latinoamérica, por caso, la empresa detalló sus planes de trabajar en conjunto con distintas organizaciones no gubernamentales para cubrir las necesidades más urgentes de las comunidades donde se desempeña.
Dentro del mercado argentino, la firma decidió poner el foco en la provisión y fabricación de insumos médicos y de higiene destinados a Bahía Blanca e Ingeniero White, en la provincia de Buenos Aires, y a la localidad de San Lorenzo, en Santa Fe.
Específicamente dentro del mercado argentino, además de mantener apoyo a recolectores urbanos de distintas cooperativas, la firma decidió poner el foco en la provisión y fabricación de insumos médicos y de higiene destinados a Bahía Blanca e Ingeniero White, en la provincia de Buenos Aires, y a la localidad de San Lorenzo, en Santa Fe.
Aporte clave
Por estos días, Bahía Blanca cuenta con más de 300 camas para pacientes que contraigan coronavirus. A las 164 plazas asignadas en los distintos nosocomios de la ciudad (distribuidas en las áreas de atención a infectados, clínica, guardia, maternidad y pediatría), se sumaron otras 137 por fuera del sistema: 60 ubicadas en el Dow Center, 52 en el centro de jubilados Cono Sur y 25 en el club Liniers.
El aporte de Dow, en este sentido, resulta clave, sobre todo si se tiene en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la existencia de un 30% de camas extrahospitalarias para una ciudad de 350.000 habitantes. ©