Por Nicolás Gandini
Siempre de traje, Teófilo Lacroze, presidente de Shell Argentina, llegó al lobby del DoubleTree Hotel a las 7.30 am; dos horas antes había aterrizado en el aeropuerto George W. Bush de Houston. También se lo ve a Gustavo Albrecht, director de Wintershall, que arribó en el mismo vuelo de United Airlines. Media hora más tarde, Daniel De Nigris, máximo directivo de ExxonMobil en la Argentina, baja las escaleras mecánicas que conducen al salón donde a partir de las 8.30 tendrá lugar el seminario “Argentina Shale: the future of Vaca Muerta”, organizado por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).
Ya en el primer subsuelo, la acumulación de referentes de la industria petrolera local es visible. En un vértice, Marcelo Güiscardo, ex directivo de Pioneer y accionista de QM Equipments, dialoga con Fernando Giliberti, vicepresidente de Planea-miento Estratégico de YPF, uno de los expositores de la jornada.
En otra punta, Richard Spies, CEO de Pan American Energy (PAE), hace lo mismo con un ex ejecutivo de Halliburton. Mientras tanto, Sergio Giorgi, gerente de No Convencionales de Total, conversa a pocos metros con su jefe, Michael Hourcard, director de Upstream de la petrolera francesa para Americas. La numerosa delegación neuquina, comandada por el gobernador Omar Gutiérrez, se hace desear y recién se suma al evento pocos minutos antes del inicio.
Son postales que grafican la envergadura de una jornada que en un inicio iba a tener un perfil eminentemente técnico, pero que una vez que el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, confirmó su presencia se convirtió en un espacio de negocios y de convocatoria a inversores.
La escasa presencia internacional durante los gobiernos kirchneristas también contribuyó a elevar el nivel de expectativas. Por primera vez en más de 10 años, un ministro del área energética de la Argentina viaja a Estados Unidos para transmitir en primera persona los lineamientos generales de su plan de gobierno para el sector. Que el lugar elegido fuese Houston tampoco es un dato menor. La ciudad texana es el bunker del mayor polo hidrocarburífero de Estados Unidos y en los últimos años fue la meca de la explotación del shale oil (petróleo de arcillas). Presentar, desde esa plataforma, las perspectivas de los recursos no convencionales de Vaca Muerta cobra un sentido adicional.
La estrategia parece empezar a surtir efecto: dos semanas después del seminario en Houston, Rix Tillerson, CEO global de ExxonMobil, visitó la Argentina para entrevistarse con el presidente Mauricio Macri a fin de prometerle inversiones para desarrollar las áreas que la petrolera norteamericana opera en Vaca Muerta.
En total, el seminario organizado por la sede del IAPG en la ciudad –presidida por Guillermo Hitters– contó con la presencia de más de 300 ejecutivos de empresas petroleras y fondos de inversión, el doble que la cifra pensada originalmente por los organizadores.
Reconquista
La reconquista norteamericana es una de las prioridades de la administración de Mauricio Macri. Tras una década de pivotear internacionalmente sobre otros ejes geopolíticos como Rusia y China, el Gobierno confía en poder capturar ahora el interés de los inversores norteamericanos.
La energía jugará, en esa estrategia, un rol preponderante. No sólo a partir de las oportunidades de inversión en el negocio de combustibles fósiles, sino también a partir del fuerte espaldarazo que Macri prometió brindarles a las energías renovables. No por nada el desarrollo de fuentes alternativas de energía fue una de las tres principales consignas que impulsó la Embajada norteamericana cuando Barack Obama visitó Bue-nos Aires en abril.
Aranguren retomó el concepto. Durante su presentación ante una audiencia hidrocarburífera, repasó los detalles de la licitación para instalar 1.000 megawatts (Mw) con fuentes renovables lanzada a mediados de mayo. Incluso comentó que Enarsa, la empresa estatal creada por Néstor Kirchner en 2004, sospechada de múltiples irregularidades durante la gestión anterior, podría encarar un lavado de imagen para funcionar como herramienta de desarrollo de las energías verdes.
Oportunidades
La premisa de Aran-guren de sumar nuevos inversores al segmento de exploración y producción de hidrocarburos parte de una realidad bien concreta. Entre ocho empresas se reparten el 80% de la producción y acreaje petrolero de la Argentina. La necesidad de sumar players es imperiosa si se apunta a dinamizar la inversión. En la cabeza del ministro de Energía y Minería figura la idea de apuntalar el ingreso de capitales buscando inversores interesados en áreas secundarias de YPF, la mayor productora del mercado.
“YPF es una compañía grande, con un presupuesto de capital limitado en función de su situación financiera. En aquellos activos que no pueda explotar porque no tiene capital, debe entrar en un tipo de asociación con otro, sin perder la titularidad, que a lo mejor tenga menores overheads y menores niveles de rentabilidad”, señaló en diálogo con Revista Petroquímica, Petróleo, Gas, Química & Energía, el único medio argentino acreditado en el seminario.
La estrategia es de dos pinzas: por un lado, se aspira a incorporar inversores interesados en campos menores. Por el otro, a incentivar a mediano plazo la inversión de ingentes capitales para poner en full development el potencial de los recursos no convencionales de Vaca Muerta.
En la misma línea se pronunció Ali Moshiri, presidente de Chevron Corporation para África y América latina, que si bien no asistió formalmente al evento se hizo un lugar en su agenda para trasladarse hasta el Double Tree y charlar unos minutos a solas con Aranguren en el bar del lobby del hotel.
“Geológicamente, el desarrollo de Loma Campana ha sido un éxito fenomenal, pero la diferencia entre Vaca Muerta y los plays no convencionales de Estados Unidos es que aquí (por Estados Unidos) existen operadores que aprenden unos de los otros. En Vaca Muerta, en cambio, están sólo YPF y Chevron en una escala masiva de desarrollo. Hoy estamos transitando la curva de aprendizaje para traer más operadores a la Argentina”, concluyó el directivo de origen iraní, alma máter del contrato con YPF, que ya motorizó inversiones por más de u$s 3.000 millones en Neuquén. ℗
La reconquista norteamericana es una de las prioridades de la administración de Mauricio Macri. Tras una década de pivotear internacionalmente sobre otros ejes geopolíticos como Rusia y China, el Gobierno confía en poder capturar ahora el interés de los inversores norteamericanos.
En la cabeza del ministro de Energía y Minería figura la idea de apuntalar el ingreso de capitales buscando inversores interesados en áreas secundarias de YPF, la mayor productora del mercado.